Prólogo

La música de Heitor Villa-Lobos ha trascendido ya fuera de fronteras, fuera del medio en que fue creada, para alcanzar una universalidad plena y verdadera, universalidad que es uno de los atributos del arte grande. Es decir que comienza en su pueblo, en los temas y ritmos populares, y luego los traduce a través de la creación musical volcándolos al otro gran pueblo que es el universal.

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Su primera influencia musical importante es recibida cuando niño, en el hogar familiar.

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Pero hubo también otro factor, un nuevo y fecundo elemento, cuya presencia se hizo sentir ejerciendo considerable influencia en la orientación, en el camino trazado por Villa-Lobos compositor. Ese factor fue “o violão” (nuestra guitarra). El popular instrumento, apartado en esa época de todo apoyo académico, pero siendo patrimonio exclusivo del pueblo, fue una brújula, un faro que lo iluminó en la mayoría de sus composiciones. Y entonces Villa-Lobos incorpora a su vida musical la guitarra popular: la estudió casi a escondidas, debido a celos de familia, pero en poco tiempo pudo dominar su técnica y llegó a tocar -podríamos decir- como un virtuoso. Al iniciar en 1920 su serie de “Chôros”, evocará en el primero -que fue destinado a la guitarra- la espontaneidad, la vena popular y rica donde el compositor encuentra su propia vida. Destinó otras obras a la guitarra, con la que mantuvo siempre una gran fidelidad: en 1929 escribió 12 Estudios y en 1940 cinco Preludios.

Abel Carlevaro

Código: B&C 461

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